Educar entre algoritmos

Cómo enseñar y aprender en tiempos vertiginosos

Hay que discutir la capacidad de los actores educativos en este nuevo mundo FOTO: JUAN SALATINO
Pero qué ocurre con los educadores de los territorios en la vasta e injusta América Latina; ¿son seres pasivos de esta nueva era?, ¿solo la política educativa altera el orden de las cosas?, ¿será que la docencia quedará en un segundo plano ante el poder del mundo digital, a la espera de grandes políticas o de los movimientos del mercado? 

Para contestar estas preguntas hay que discutir la capacidad de agencia de los actores educativos en este nuevo mundo, gatillado por la velocidad del cambio tecnológico y cultural. Hay que afrontar una paradoja, entre tantas otras: la potencia del sistema educativo se debilita ante los renovados patrones de consumo cultural, la mirada es absorbida por las pantallas cada vez más concentradas en manos de los dueños de las plataformas, el tiempo es conquistado por la atracción magnética de los algoritmos y la aparición del gran bazar tecnoeducativo. Pero también vivimos una época de desconcentración del poder, que cede ante las nuevas libertades interiores de los sujetos y los actores que quedan en la escena cuando se diluye la autoridad central del Estado. Esto les ocurre precisamente a los docentes, que tienen –en general–más libertades y cuentan con más recursos para enseñar que en otras épocas. 

El poder del sistema educativo está, paradójicamente, cada vez más repartido de manera horizontal y su debilidad es cada vez mayor. En la dispersión están sus riesgos y sus oportunidades. No hay que esperar únicamente el gran cambio o la gran reforma. 

Este epílogo propone un camino distinto –y complementario–al recorrido realizado en todo este libro. Es el camino de los educadores de a pie. Ellos no pueden sentarse a aguardar que llegue el umbral de las grandes políticas educativas, tan anhelado y necesario. Cómo podría este libro, en el cierre, ayudar en esa tarea que se reinventa en las aulas y escuelas cada día? 

Las fuerzas de la docencia

En la batalla por controlar el futuro de la educación, los docentes serán todavía los agentes decisivos. Pero alrededor de ellos todo está cambiando. El mundo que habitan solo parece reconocible por los materiales físicos con los cuales están hechas las escuelas. Lo que ocurre en la mente y la vida de sus alumnos se ha modificado por completo. En este contexto, ¿qué respuestas hay que construir? La pregunta para los educadores de hoy y de mañana y para sus instituciones formadoras puede formularse así: ¿qué fuerzas debemos desarrollar para no quedar atrás, a la defensiva, en la retaguardia de las transformaciones que nos rodean? ¿Qué destrezas necesitamos desarrollar para redefinir la educación desde adentro del sistema? (...) 

Tratamos las fuerzas de la nueva educación digital impulsadas por el mercado tecnoeducativo: digitalizar, diversificar, datificar, controlar, atraer/gamificar/atrapar, empoderar, colaborar y predecir y/o predestinar. Aquí se proponen seis grandes fuerzas que les permitirán a los docentes ser protagonistas, junto con los alumnos, del futuro de la educación. Este mapa construye un perfil de la docencia del siglo XXI que retoma trabajos previos (Perrenoud, 2011; Darling- Hammond y Bransford, 2007). Cada fuerza se presenta en una breve narrativa para ser discutida en los territorios pedagógicos: instituciones formadoras, salas de profesores, jornadas de trabajo, encuentros, foros y trabajos de equipos de educadores.

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