A escola e os meios

Publicamos abaixo entrevista da jornalista e educadora argentina Marcela Isaías ao site Había una Vez. No Próximo post você poderá ler uma resenha que fizemos do seu livro Por qué y para qué leer el diario en la escuela? De la prensa escrita a la revista escolar. Boa leitura!

Durante mucho tiempo Marcela ha sido la responsable de ‘El diario en el aula’, en una actividad de extrema complejidad organizada desde el diario La Capital de Rosario, que le permitió acceder a muchos rincones escolares. Su posición fue creciendo con el correr de los años, al alternar esa experiencia con las variadas propuestas educativas de la zona y el país, especialmente en las relacionadas con la lectura. Actualmente dirige el Suplemento Educación de La Capital.

- ¿Cómo iniciaste la experiencia de ‘El diario en el aula’? ¿A qué objetivos respondía?
El programa “El diario en el aula” es una iniciativa nacional de la Asociación de Diarios del Interior de la República Argentina (Adira). Lo bueno de esta propuesta es que tenía lineamientos generales a seguir (como entrega de diarios, capacitaciones, visitas a los medios gráficos, entre otras), pero luego cada medio podía darle el formato que quisiera. Eso permitió desarrollar durante más de 15 años (desde 1992 a 2007) una rica experiencia de trabajo con las escuelas desde La Capital.

- ¿Objetivos?
El general fue fomentar la lectura de periódicos en las escuelas, abarcando a chicos y docentes. Y de alguna manera llegar también a las familias. Igual también figuraron en el trabajo que tuve a mi cargo propósitos más específicos, y no por ello menos valiosos, como reconocer a la información como un bien social, como un derecho humano al que todos tienen que acceder. Justamente este principio fundamental es el que sostiene la ley de medios de servicios de comunicación audiovisual aprobada en la Argentina y que significa un salto histórico hacia la profundización de la democracia. En esas metas del programa también estuvo la de entusiasmar que los chicos fabricaran sus propios medios.

- ¿Qué balances puedes efectuar a la fecha?
El balance que hago es hasta mayo de 2007, que es hasta donde el programa estuvo a mi cargo. Para el caso en 2009 publiqué el libro “¿Por qué y para qué leer el diario en la escuela? De la prensa escrita a la revista escolar” (Homo Sapiens) donde recojo parte de esta experiencia que considero muy valiosa tanto para el medio como para las escuelas, y desde ya para mi crecimiento profesional. Así lo expreso en las palabras preliminares del libro, cuando digo que “si bien el programa tenía metas precisas de trabajo con los docentes y los chicos, en cada actividad e iniciativa encaradas siempre se recogió algo nuevo para hacer, dejar de hacer y volver a construir”. Igual, pienso que entre los balances más favorables figuran el de promover debates sobre temas de actualidad, pensar en el diario como un medio no sólo para adultos (a pesar de que está concebido así) y por qué no ser una herramienta más para fomentar la lectura y acceso a distintos bienes culturales.

- Desde ese laboratorio (periodístico) en torno al suplemento educativo ¿cuál es tu mirada crítica sobre la lectura? ¿Leen los chicos? ¿Y los grandes?
Es preciso pensar la pregunta en un sentido amplio, para no quedarnos en el entorno más cercano y conocido. Pienso que los chicos leen en tanto las oportunidades están dadas para eso, se ofrezcan medios para hacerlo y se promueva la idea de que leer es algo bello. Te cito un ejemplo. Hace poquito publicamos una nota en el suplemento de Educación sobre una escuela (la Nº 1.357 Laureano Maradona de Rosario) que pedía libros para "embellecerla más". La verdad es que me conmovió cómo la directora empezaba su carta pidiendo ayuda (lo que luego derivó en la nota periodística) para una biblioteca. En su misiva expresaba algo más o menos así: "Nuestra escuela es hermosa, pero queremos embellecerla más...con libros pero de buena literatura".
Si alguien piensa que la vida y lo que se le ofrece a sus alumnos (o hijos) se puede enriquecer con buenas lecturas, hay un camino enorme recorrido para que los chicos lean y por tanto accedan seguro al conocimiento. Pero mi recorrido en este terreno me hace pensar que aún esta meta es un desafío: los adultos _como dice Mempo Giardinelli_ deben ocupar todavía el lugar del ejemplo a seguir, en vez de criticar tanto si los chicos leen o no. Y algo más: en lo que respecta a la política educativa provincial es muy poco o nada lo que se hace en favor de la lectura. Una lástima cuando se sabe que no hay que inventar mucho, simplemente hacer funcionar lo que ya existe, en este caso lo que nivel nacional ofrece el Plan Lectura, que es excelente pero con poco (o desconocido) anclaje en Santa Fe.

- ¿Qué sugieres hacer para mejorar las propuestas de lectura?
Las políticas de Estado (no de gestión) son decisivas. Tienen que ser visibles y creíbles. Y, en especial, facilitar el acceso a la mayor cantidad de bienes culturales, en particular a buenos libros. Hay cientos de ejemplos a replicar o a apoyar. Una son las acciones de las bibliotecas populares. En este momento tengo muy presente la movida que todos los fines de semana hace la Biblioteca Popular Cachilo, de un barrio populoso de Rosario, donde los vecinos prestan sus veredas y ofician de "bibliotecarios" por un rato, cuidando los libros que la biblioteca les acerca. Los chicos leen los sábados por las tardes y participan de talleres de animación. Pero el papel de la escuela es definitorio, ya que entiendo que en sus mandatos fundantes está la de formar lectores y personas alfabetizados que _como dice Emilia Ferreiro_ “puedan circular por los textos escritos (en distintos soportes) como por su casa".

- Al ser una profesional tan comprometida con tu quehacer periodístico y docente, ¿qué horizontes prevés para chicos no lectores?
Siempre recuerdo un libro que tiene unos años ("Poesía infantil. Estudio y antología") de Elsa Bornemann, donde en su presentación la autora sostiene algo como que "un niño al que nadie le cantó una canción de cuna es como si naciera mutilado". Bueno esa definición es muy fuerte, pero creo que a los chicos a los que nadie les lee o no se le ofrecen oportunidades para hacerlo, tienen un futuro privado de fantasías, y desde ya están en clara desventaja a la hora de aprender, de conocer el mundo.

- ¿Qué reflexiones podrías acercarnos en torno a la lectura y las nuevas tecnologías?
Lo primero es que no hay que verlas como enemigas, porque una y otra se complementan. De hecho mirá qué bueno es este espacio que dirigís donde se permite reflexionar sobre la lectura. Pienso que amplían el conocimiento, demandan lectores más hábiles de los que suponemos para no perderse en una maraña de propuestas inútiles similares a las que provee a diario la televisión. Libros e internet pueden convivir si se aprende a ser buenos usuarios de los mismos. Sería un error suponerle a un texto impreso un valor por sí mismo, hay muchos libros publicados que no aportan nada. Lo mismos pasa con muchos sitios que ofrece internet. Pero hablemos de un buen ejemplo donde se ve este complemento. También presente otra nota realizada en junio pasado a un profesor de lengua y literatura de Rafaela, Sergio Fassanelli, que mantiene desde hace cinco años con sus alumnos de una Escuela Media para Adultos (Eempa) el blog "Leer porque sí" leerporquesi- ( http://1007.blogspot.com.) No voy a contar de qué se trata vale la pena ingresar y disfrutarlo.


- En tu tránsito diario ¿qué reproches o alabanzas escuchas sobre la lectura? ¿A qué lo asocias?
La mayoría de los reproches pasan por el señalamiento que hacen los adultos hacia los niños y en particular a los adolescentes que no leen. Esto sin preguntarse si ellos mismos son lectores, qué han hecho para favorecer el acercamiento a la lectura y muchas veces desconociendo que en realidad leen y piden más lectura. Asocio esto a una postura hipócrita, la misma que veo con quienes dicen que "la educación es importante", pero jamás acompañan un reclamo para mejorarla y protestan rápidamente ante un paro docente. Y hay que decirlo: los medios se prenden muy rápido para repetir estas quejas. Respecto de las alabanzas, no veo que esté mal que se valore a un chico que lee.

- Hay críticas posibles de superar ¿o todo está perdido?
No, no todo está perdido. Siempre digo que soy una eterna optimista, de lo contrario no podría estar tan metida con la educación. No hay manera de ver a la educación si no es con optimismo. Las críticas se pueden superar con acciones claras y más oportunidades.

- ¿Qué función cumple la escuela al respecto? ¿Y los medios? ¿Y los padres?
Cada uno cumple papeles diferentes y a la vez complementarios. Todos pueden ser ejemplos a seguir en pos de la lectura o bien para que se la rechace para siempre. Los padres, las familias son buenos modelos a imitar, pero cuando esta parte no está _sabemos bien que muchos chicos carecen de esta posibilidad_ la escuela es la que pasa a cumplir un papel irreemplazable y obligatorio a cumplir: garantizar el acceso a la lectura para todos y todas por igual. Aquí no valen las excusas ni puede haber postergaciones, el tiempo es valioso y la experiencia que vivan allí los chicos seguro los marcarán. Para eso hacen falta docentes más que entusiasmados con esta idea, y desde ya lectores plenos, de otra manera es imposible. Por eso es preocupante que en los cambios dados en la carrera de formación docente que se implementa hoy en esta provincia haya espacio para muchas pavadas, como los llamados "Itinerarios por el mundo de la cultura" donde los estudiantes pierden el tiempo jugando al buraco, cocinando o participando de un taller de origami, en nombre de un supuesto disfrute personal, y la lectura no figure como un eje central en su preparación. Nada menos de quienes serán maestros.
Fonte: Site Había una vez

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